Son las seis de la tarde, el sol ha terminado de ocultarse pero para estos niños ya es tiempo de comenzar su jornada de trabajo que durará siete horas todas las noches de la semana exceptuando con suerte algunos domingos.
Los bares y pubs en la zona de Sopocachi como el Mechanical Wood, Green Bar, Abbey Road, Epicentro, Caza Duende, Kaffa todos ubicados en la calle Belisario Salinas; La Obertura, Café Arábiga, Thelonius, Jarón, Irish, Malegría localizados en la calle 20 de Octubre son sus puntos de venta estratégicos, también aprovechan a los transeúntes en El Prado o bares cercanos al lugar como La Prensa, “Ttkos”o “Mangos” algunas noches de la semana van también a otros bares de la calle Jaén donde están ubicados otros boliches generalmente asistidos por turistas como “ÉTNO”, “Marka Tambo” y la “Choppería” o bien se quedan vendiendo en la plaza Eguino.
Alex Calle Condori, vende en las calles desde que tenía siete años recorriendo los bares de la calle Belisario Salinas y la Avenida 20 de octubre sosteniendo uan pequeña caja que contiene cigarrillos, dulces y chicles contenidos en una pequeña caja. Mientras él está en Sopocachi, su hermana menor también sale a vender en la calle Jaén junto a su madre. Alex lo hace por necesidad y según cuenta alcanza a vender cada noche alrededor de 50 bolivianos o más pero cuando llegan los viernes y sábados alcanza a ganar hasta 150 bolivianos por noche.
Todo lo que él gana se lo da a su mamá, con lo ganado sostiene su casa y también puede pagar los gastos del colegio. El próximo año, Alex va a pasar a 1ro. medio en el colegio Francia, ubicado en la zona 3 de Mayo de la ciudad de El Alto pero cuando sea mayor, quiere ir a la universidad y estudiar algo relacionado con empresas o Turismo.
Su inclinación por estudiar Turismo se debe a su gusto por el idioma inglés, de hecho conoce algunas expresiones simples que le ayudan al momento de vender cigarros a los extranjeros que frecuentan los bares.
“My name is Alex and what is your name?..."Mientras habla demuestra que no tiene miedo a los posibles peligros que ocurren a altas horas de la noche en lugares donde se consumen bebidas alcohólicas, por el contrario alega que nunca le ocurrió nada, exceptuando una sola vez cuando sufrió un accidente, un auto lo empujo. De ello sólo lamenta no haber podido salir a vender una semana.
Cada noche mientras se dirige a su casa ubicada en la Av. Periférica, (sector noroeste de la ciudad) Alex asume el rol de “hombre de la casa” puesto que no tiene padre y vive solo con su madre y hermana.
Verónica Choque Ortiz de once años, es una niña delgada y de baja, tiene el cabello largo sujetado en una ceñida trenza que le llega a los hombros, ojos grandes y piel pálida además tiene un extraño aire de dulzura y cansancio que se reflejan mientras habla acerca de su trabajo en la calle.
Este año comenzó a vender custodiada por su padre enfermo que la observa a escasos metros del lugar mientras su madre también enferma se encuentra en otro lugar de la ciudad vendiendo dulces y cigarros igual que su hija. La niña sale a vender a partir de las seis de la tarde hasta las 10:30 de la noche porque tiene que ir al colegio al día siguiente pero los viernes y sábados se queda hasta la una de la mañana y los días domingos descansa.
Verónica mostrando el uniforme de su colegio |
Cuenta que su madre no la obliga a vender determinado monto por noche aunque haya vendido muy poco, su progenitora le dice que aquel dinero ganado será destinado para un regalo o para Navidad.
Verónica estudia en la escuela pública Guillermo Monje Ortiz, cursa el quinto curso del nivel básico y le gustaría ir a la Universidad para ser profesora.
Giovanna Delia Cuevas Aliaga, tiene 12 años y dos hermanos, Blanca (10) y Rolando (14) que también venden cigarrillos, dulces y chocolates en los bares de la ciudad intercalando diferentes zonas de la ciudad. Ella sale a vender desde sus ocho años acompañada de su madre que la vigila de cerca, por las noches alcanza a vender hasta 100 bolivianos pero de la misma manera que los anteriores niños llega a ganar más dinero los días viernes y sábados. El dinero que ganado es para sus estudios, dice la niña que cursa el quinto curso del colegio Litoral, las ganacias de los niños sustentan su hogar ya que su padre está enfermo y no trabaja
Gonzalo Mamani tiene 14 años y desde sus diez años salía a ganar dinero en las calles vendiendo cigarrillos en los bares o pubs de la ciudad pero ahora se dedica a la magia, según él eso es un negocio mucho más rentable que la venta de cigarrillos porque gana más dinero haciendo trucos de magia y no tiene la necesidad de disponer cierta parte de lo ganado en comprar nuevamente productos para vender.
Vestido de camisa, saco de terno y pantalón, sujeta una bolsa de plástico blanco donde lleva sus implementos de magia como pañuelos, cartas, bolitas de peluche y flores plásticas. Paga todos sus gastos con lo que gana y también le da dinero a su mamá para ayudar en casa ya que no tiene padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario